Por: Marco Aurelio González Gama
Debo confesar que
hasta hace poco era un escéptico en esto del cambio climático, y no es que sea porque
soy un obcecado –de por sí lo soy-, no, simplemente porque soy de los que piensan
de que todo en este mundo, desde que se tiene memoria de la historia del tiempo,
todo, absolutamente todo, es cambiante, cíclico, la historia del mundo desde
que es mundo es dinámica, no es estática.
Se calcula que hace
como unos 10 mil años terminó el periodo glacial, pero esta era había comenzado
unos 100,000 años antes, es decir, la del hielo, duró nada más 90 mil años, o
sea 3,600 generaciones. Por supuesto que en este lapso de tiempo hubo un cambio
climático muy drástico –se calcula que la temperatura promedio mundial era
igual a la temperatura media que actualmente hay en Groenlandia en un año, o
sea, hacía bastante frío-, pero gracias al hielo el hombre pudo desplazarse de
oriente a América, atravesando por la zona del estrecho y el mar de Bering, y
las Islas Aleutianas.
Cómo habrán sido
las condiciones climáticas de aquella era, que según cálculos científicos la
capa de hielo que cubría la corteza terrestre tenía un grosor de entre 1,000 y
1,500 metros, pero eso es otra historia, la era glacial ocurrió y a pesar de
las condiciones climáticas extremas que había sobre la Tierra, el hombre logró
sobrevivir, aún estamos aquí, irremediablemente, al menos por el momento. Hay
también otras teorías que han tratado de explicar el porqué de estos cambios. Por
ejemplo y lo deberíamos tomar como un ejemplo –pero más que eso como una
advertencia-, un microambiente que cambió radicalmente hasta la extinción
prácticamente de la vida humana, es lo que sucedió en la isla de Pascua, habitada
por los nativos rapa nui, en donde se supone éstos talaron todos los árboles
que había en la isla para que sirvieran de rodillos para transportar las
monumentales cabezas (moáis).
La deforestación de
la isla acabó con el tiempo con la vida humana, convirtiendo al islote en un
yermo inhabitado hasta que los navegantes europeos la descubrieron en el siglo
XV. Pero ¿cuál es la urgencia hoy en día ante semejante problema que ya tenemos
encima?, pues que a pesar de las cumbres sobre el clima (la primera fue en
Estocolmo, Suecia, en 1972, pasando por la de Río de Janeiro, Brasil, en 1992),
la inminencia del apocalipsis ha llevado a la humanidad entera –representantes
de más de 190 países- a reunirse en París apenas hace unos días para tratar de
revertir o cuando menos contener los efectos de un cambio climático que para
muchos ya llegó, pero que amenaza seriamente sino a toda la humanidad sí a una
buena parte de sus comunidades sobre todo las que se sitúan próximas a los
litorales.
Por lo tanto, las
naciones del mundo ya se dieron cuenta de que no hay para dónde hacerse, o se
actúa o se actúa, como quien dice, el miedo no anda en burro, el virtual
aumento de 2° a la temperatura promedio de la Tierra traería consecuencias
catastróficas para todos, pero la cruzada no es nada fácil –aunque no
imposible- cuando los principales combustibles para generar energía, los
combustibles fósiles, siguen siendo los principales causantes del aumento de CO2,
sobre todo el carbón que sigue siendo la fuente más barata y asequible para
todos generadora de energía.
Las naciones
industrializadas y las potencias mundiales tienen la palabra. En 1980 cuando se
descubrió el agujero en la capa de ozono, los países que utilizaban los gases clorofluorocarbonos
los dejaron de usar en la fabricación de aerosoles y en implementos del hogar
como refrigeradores y afortunadamente hoy el agujero ha disminuido en su
tamaño, lo que quiere decir que los efectos negativos se han revertido, cosa
que abre una esperanza en cuanto que el cambio climático también puede seguir
el mismo curso.
Tres años de Enrique Peña Nieto.- La
revista Nexos que dirige Héctor Aguilar Camín, trae en su número de diciembre
una serie de artículos escritos por destacados analistas que hacen una
“disección” puntual del gobierno de Enrique Peña Nieto a tres años de su
gestión, muy recomendable lectura y este es un extracto de lo que dice María
Amparo Casar a través de su artículo, ‘Los sonidos del silencio’, respecto del
estilo de comunicar, de comunicación política del actual gobierno federal: Y, ¿con la sociedad? Con la sociedad no
quieren reflexionar, ni alegar, ni exponerse. Y, ¿frente a la sociedad? Frente
a la sociedad no quieren explicar, ni justificar sus decisiones. Guardan
silencio. Ya fueron votados, ya ocupan sus puestos y con eso les basta. Se
saben en el poder por el tiempo que dura el encargo y lo ejercen con una
sordina puesta, como ésa que se utiliza para disminuir la intensidad del sonido
de ciertos instrumentos.
<< Home