Por: Marco Aurelio González Gama
Confieso que
durante mucho tiempo fui un aficionado irremediable a la popular revista del
conejito, pero por increíble que parezca, esta afición no nació en esa etapa
que cualquiera pensaría natural para este tipo de cosas, es decir, la etapa de
la adolescencia –la de la comezón-, es decir, esa época en la vida de todos los
seres humanos en la que los sentidos –unos más que otros- despiertan a lo
desconocido y descubren algunos de los muchos secretos de la vida. No, mi
afición por Playboy fue más tardía, a partir de los veinte y tantos años, y la
seguí de manera religiosa durante mucho tiempo.
Por eso hoy que anunciaron
que el número de la revista de enero-febrero del 2016, será el último en el que
la célebre revista para adultos, Playboy, incluirá fotografías de desnudos
femeninos en sus páginas centrales, esa noticia, tengo que reconocerlo, no hace
más que generarme una sensación de nostalgia. A partir de la siguiente edición (marzo-abril),
pondrá fin a esa característica que fue el sello principal de la ya mítica
publicación fundada por Hugh Hefner en Chicago, Illinois hace ya 62 años.
Se antoja “contra
natura” para una revista en la que, a lo largo de esos muchos años, los
aficionados a la publicación admiramos la belleza de algunas de las mujeres más
hermosas del mundo, desde Marilyn Monroe que apareció en su primera edición de
diciembre de 1953, hasta la hermosa Barbi Benton, que fue esposa de Hugh, hasta
Pamela Anderson, Kim Basinger, Drew Barrymoore, Charlize Theron, Pamela
Anderson, Denisse Richards (ex mujer de Charlie Sheen), Madonna, Sharon Stone y
Mariah Carey, por mencionar a algunas de las que me acuerdo –y para no
solazarme-, que mostraron su espectacular anatomía a través de las páginas
interiores de la archifamosa revista.
Pero por increíble
que parezca, tal vez los desnudos femeninos no hayan sido el principal
atractivo de la publicación para quien esto escribe, al menos en su edición
norteamericana. Tiene muchos años que un Playboy no pasa por mis manos, pero la
que nosotros conocimos en esos tiempos antes descritos, era una revista
verdaderamente disfrutable por la calidad y cantidad de autores que plasmaban
en ella su deslumbrante literatura. A través de Playboy leímos, descubrimos y
nos deleitamos con la prosa, verdaderas lecciones de literatura, de las plumas
de la talla de Gabriel García Márquez, Jack Kerouac, Norman Mailer, Tennessee
Williams, Bernard Malamud, Isaac B. Singer, Jorge Luis Borges, Alberto Moravia,
Vladimir Nabokov, Truman Capote, Haruki Murakami, Allen Ginsberg, Arthur
Miller, Georges Simenon, Henry Miller y Ray Bradbury, sin dejar de mencionar a
Ernest Hemingway, cuya hija Mariel, la muy bella e inocente Mariel –actriz de
Manhathan de Woody Allen-, posó para la revista del inefable Hefner en su
edición del mes de abril de 1982.
Mentiría si dijera
que el atractivo visual de admirar desnudos de mujeres hermosas no era un atractivo
irresistible de Playboy, pero la literatura, esa literatura siempre fantástica,
deslumbrante e inteligente que descubrí en sus páginas es algo que me
enriqueció en lo personal, amplió mis horizontes culturales y mi visión del
mundo y cómo fue transformándose éste a través del tiempo. Aprendí mucho de
esas lecturas, desde relatos fantásticos, cuentos, historias cortas, ensayos, chismes
de celebridades, del bajo mundo, de la mafia, de política, geopolítica, reportajes,
etc.
Quién sabe qué
suerte le depare a Playboy a partir de esta nueva época en la que ya no habrá
más desnudos femeninos, eran un imán de audiencia que no se puede discutir. Ya se
verá, no hay que adelantarse, hay que esperar pacientemente para ver qué nuevas
sorpresas trae para los amantes de los
magazines las nuevas ediciones de la revista del conejito el año nuevo. Hay que
decir que la Playboy de estas últimas fechas ya de por sí no era lo que fue en
aquellos dorados años de los ochenta y noventa, en esa época la revista vendía
entre 4 y 5 millones de ejemplares de cada nueva edición, en los últimos años
andaba sobre los 600 mil ejemplares por tirada.
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